UNA CARTA QUE ENAMORE Buenos Aires, 23 de diciembre de 1996 Lucía: ¿Cómo se hace la carta que el otro quiere leer? ¿Qué cosa estarás necesitando que te escriba? ¿Que hace calor o que te extraño mucho? ¿Que no me importa que estés lejos o que no puedo dejar de pensar en que algo mágico ocurre —y entonces, como ya te dije en otra carta,

SUET IN RESTA Primero aprendí el rojo, aún antes que la blancura, el negro y la forma. Está bien; así debía ser. Cuando pinto, ese recuerdo vuelve tan vívido. ¿A quién se le puede ocurrir pensarlo de otra manera? Primero el rojo, después el azul, y más tarde el blanco. Es la manera correcta de traducir una imagen. Una vez intenté hacerlo

LA NOCHE PLURAL Homenaje a J. L. B. No hay quién pueda dar fe de su arribo en aquella noche, pero es seguro que fue en algún lugar de La Pampa cuyo nombre no puede recordarse sin lugar a preferencias. Tal vez haya sido el cansancio después de tanto desierto, que daba igual fundar allí, o más al norte o más al oeste. Tanto llano se había vuel

LÓPEZ (TERROR) López camina y nunca mira atrás. Camina y mira: comprueba, define, compara lo mirado con lo visto, nunca olvida. Contrasta, sopesa, estima y decide. Si llegando a la calle Don Bosco hay una mujer paseando un perro, entonces, al pasar por la verdulería, comprará naranjas. Si en cambio hay una pareja besándose, comprará peras. L

UN INFIERNO PREMATURO Riglos 1058 Un perro de yeso custodia la vajilla de plata que, expuesta en la vitrina, recuerda tiempos de esplendor y gloria. En el extremo opuesto, un Quijote sin Sancho señala obstinadamente el centro de mesa repleto de frutos tan eternos como el plástico. El piano, cargado de adornos y portarretratos —que, como es sabi

MILONGA DEL TROESMA Araca los bienes, querido maestro, que no es cosa fácil su nueva conquista. ¿Acaso no sabe que esa fulana usa veinte nombres, y hasta tuvo fama de contrabandista? Levante la guardia, abra bien los ojos, no le pierda el tranco a esa papusa, que si se descuida y le da distancia, lo deja pelado en el tiempo record de una semifusa

LAS MANOS DE QUIROGA Cada tarde, Quiroga se sienta en el umbral de la puerta de su casa y observa el paso de los autos. Tiene unas monedas que intercambia de una mano a la otra según las patentes de los vehículos sean pares o impares. Para comenzar, deposita cinco monedas en cada mano. Cuando la patente es par, la mano derecha paga a la izquierda

UNA ESPERA Obstinadas, las agujas del reloj no se detienen. Ignorantes de los hombres obnubilados por su embrujo, continúan y se esmeran en dividir la jornada. Los ciclos de la nada persisten, y en cada instante se destila una gota del final que siempre aguarda. Salvaje mentira es la estafa del tiempo; efímero y fugaz, el amor o el desencuentro.

LA INTENCIÓN Lo hablé con Adolfo y estaba de acuerdo; yo tenía que escribir y nada más. Le conté mi idea y le gustó. No era mi mejor cuento, pero le gustó. Cuando Alberto leyó el borrador, dijo que le faltaba trabajo, pero en fin, no sabía, nunca sabe, nunca se sabe. Por otra parte, con Analía ya tenía cuatro años de estar, y parecía q

SRA. DE GASTÓN … Hace tiempo que Gastón tomó un mal hábito. Claro que es un mal hábito distinto a los que estamos acostumbradas; hay que admitir que Gastón es un hombre educado y de buenos modales. Así y todo, tiene esa costumbre que para cualquier hijo de vecino sería imperceptible. Después de mirar, parpadea. Sí, pero no como Julián,